Con el paso del tiempo, nuestro rostro y nuestro cuerpo se va transformando y muestra los signos de la edad, como pueden ser las arrugas, las manchas y la flacidez.
Cuando hablamos de brazos o piernas con flacidez, nos referimos a la pérdida de firmeza de la piel debido al debilitamiento de los tejidos que hacen de sostén, como el colágeno y la elastina. Conforme avanzan los años, la producción de colágeno
Además de las arrugas y de las manchas, la flacidez es otro de los signos del paso del tiempo que más preocupa a las mujeres (y también a muchos hombres). La flacidez, que afecta tanto al rostro, como al cuerpo (brazos, glúteos, piernas…), es la pérdida de firmeza de la piel que se produce por el debilitamiento de los tejidos que hacen de sostén como el colágeno y la elastina. Con el paso del tiempo la producción de colágeno disminuye de manera importante, por lo que la piel pierde firmeza.
Los hilos tensores son una técnica de rejuvenecimiento que se recomienda para personas que presentan los primeros síntomas de envejecimiento y quieren reducir arrugas o surcos no muy marcados. En el caso de las pieles maduras no es aconsejable realizar este tratamiento ya que puede no funcionar como se espera.
Estos hilos se insertan bajo la dermis con la ayuda de una aguja muy fina. Como no se necesitan incisiones, no se originan cicatrices. Por tanto, los resultados son muy efectivos y se notan inmediatamente.
Con este método se estimula el rejuvenecimiento de la piel y se consigue tensar la piel, lo que produce que desaparezcan las pequeñas arrugas y que se reafirme el rostro.
Los posibles efectos secundarios son inflamación y algún pequeño hematoma que desaparece a la semana.
Los hilos tienen un doble efecto: tensar la zona tratada y estimular el colágeno, reactivando su producción. Sus resultados son, por una parte, inmediatos, ya que producen una tensión con efecto lifting, y por otra, progresivos. Aproximadamente 3 meses después de su implantación se alcanza el resultado deseado. Y aunque el cuerpo reabsorbe los hilos a los 6-8 meses, sus efectos se mantienen entre 12 y 18 meses.
En el rostro los hilos tensores se colocan para elevar las cejas y los pómulos, mejorar el surco nasogeniano y el código de barras, combatir el doble mentón, reafirmar el cuello y, en general, rejuvenecer la piel, dejándola más tersa, elástica y luminosa.
Pero además los hilos mágicos también sirven para combatir la flacidez en ciertas partes del cuerpo: la cara interna de los muslos y de los brazos, los glúteos, el abdomen e incluso el pecho.
Cualquier duda puedes ponerte en contacto con Clínica Obrador, estaremos encantados de ayudarte.
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